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Esta semana ha publicado el amigo Sergio Pena un artículo en su blog, ElBlogDeApa, donde hablaba de la necesidad de mojar los ladrillos antes de su colocación para evitar que desequen el mortero. Es una cuestión muy obvia de buenas prácticas constructivas, los encargados y oficiales «de toda la vida» lo saben bien y no es necesario decírselo, de hecho es tan obvio que no debería ser necesario decirlo a nadie que se tenga por «profesional» de la construcción, pero ¿es esto así siempre?
El artículo en ElBlogDeApa me ha hecho reflexionar, más bien recordar la gran cantidad de buenas prácticas constructivas que son obvias pero que se han perdido, las nuevas generaciones de «profesionales» de la construcción no las conocen, o si las conocen no las aplican por no «perder» tiempo en su ejecución… cosas de los destajos.
No hace mucho, para llegar a oficial tenías que estar mucho tiempo aprendiendo de otros, observando, currando desde peon, de manera que al llegar a oficial ya tenías las buenas costumbres adquiridas. Ahora (hace un tiempo) la cosa ha cambiado. No se llega a oficial tras un periodo de aprendizaje tutelado, sino que se llega a aficial por necesidades de la demanda, al menos durante la época del boom inmobiliario, lo que hizo que todas esas buenas costumbres constructivas no fueran debidamente transmitidas y se llegara a oficial o a encargado sin conocerlas… una pena.
Lo peor de todo no es que no se conozcan, sino que muchos son reacios a aplicarlas cuando se les indica la manera correcta de ejecutarlas. Claro, se pierde tiempo.
¿De qué costumbres hablo?
En el artículo, Sergio nos habla de los beneficios de mojar los ladrillos antes de colocarlos, más bien de los defectos que pueden producirse si no se hace, pero hay muchas otras «prácticas constructivas» correctas que en muchas ocasiones me ha tocado recordarlas (por no decir ordenarlas), no sin la correspondiente protesta por quien en teoría debería conocerla por su oficio.
En relación con mojar los materiales, no solo los ladrillos es conveniente mojarlos, sino también los azulejos ceramicos que van a ser colocados con mortero es conveniente manternerlos sumergidos un tiempo antes de su colocación.
También las superficies que van a ser enfoscadas deberían mantenerse húmedas por la misma razón que la colocación de ladrillos en una fábrica, para que no desequen el mortero. No hace mucho tiempo, la esponja y el cubo lleno de agua era una herramienta más de los oficiales, pero por desgracia cada vez se ven menos al lado de los que están ejecutando éstos trabajos.
Como comentaba en el artículo que escribí sobre los vierteaguas de las ventanas, tuve un encargado «de los de antes» con el que aprendí muchísimo y una de las cosas que siempre decía al colocar un vierteaguas era » que no se sujeten las macetas». Eso era por que la inclinación de los vierteaguas que se colocaban era tal que cualquier cosa que se colocara encima resbalaría y caería, al igual que lo haría el agua. Ese es el objetivo del vierteaguas y con una buena inclinación se conseguía perfectamente alejar el agua de la fachada y evitar manchas y humedades, no como ahora, que se colocan casi planos. Lo malo en este caso no es solo que los oficiales y profesionales lo hagan así, sino que en muchas ocasiones se prescribe así. También los de arriba tenemos que recuperar las buenas costumbres.
La traba, esa ley sagrada en la ejecución de fábricas, pero que en la actualidad se obvia en demasiadas ocasiones, ocasionando grietas y desplomes de muros. Los solapes, denostados gracias a solucionarlo todo con un cordón de silicona… No señores, no. Un solape es para siempre, pero un cordón de silicona hay que reponerlo. Dinteles robustos, uso de cales, el gusto por los remates cuidados y bien ejecutados, pendientes generosas en terrazas, uso de la plomada en vez de regles nivelados… tantas y tantas buenas prácticas constructivas que echo de menos y que deberían ser recuperadas por el bien del sector, pero que por desgracia veo cada vez más perdidas.
Me gustaría que este artículo sirviera al menos para recuperar algunas de estas buenas costumbres, pues últimamente tenemos la maldita costumbre de perderlas. Las que he mencionado son las que he ido recordando según estaba escribiendo el artículo, pero seguro que me he dejado otras muchas tan importantes o más que las que he escrito, así que si recuerdas alguna me encantaría que la compartieras con todos a través de los comentarios, sería un buen punto de partida para tener un catálogo de «buenas costumbres constructivas» ¿no te parece?
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