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Con el título del post creo que lo digo todo… ¡¡Odio el clorocaucho!! No es una manía al material en especial, el cual seguramente debe tener un montón de aplicaciones para el que su uso es excepcionalmente adecuado, lo que odio es el uso indiscriminado que se hace del mismo, dando la sensación en algunas ocasiones de que se trata de un material mágico que sirve para todo.

Hace ya un tiempo que quería hablar sobre el tema, pues no son pocas las ocasiones en las que he tenido que informar de lesiones ocasionadas por su aplicación, pero finalmente me he decidido tras inspeccionar un edificio para realizar un Informe de Conservación de Edificio ICE y ver el estado en el que se encontraba la cubierta, revestida por supuesto con el maravilloso material.
El problema, como comentaba, no es el material en sí, sino la elección que se hace a la hora de aplicarlo, demasiado tentadora en precio al compararlo con las soluciones mucho más adecuadas. Las empresas constructoras que se dedican a reparaciones en edificios existentes, a comunidades de propietarios, de la mano de administradores de fincas, se han dado cuenta de que el que pasa el presupuesto más barato es el que se lleva la obra, así que ni se plantean la opción de ofrecer una solución de impermeabilización con garantías, con materiales adecuados.
En parte puede ser hasta lógico que una comunidad elija este tipo de soluciones, ya que normalmente se vende que la utilidad es la misma pero el precio es la mitad, sin que nadie les diga que realmente no funciona adecuadamente ya que no esta pensado para este uso ni los problemas que puede ocasionar una mala colocación (lo normal), ni la escasa durabilidad de la solución. Además, el mayor problema es que al ser un material de tan facil aplicación no es necesario llevar a trabajadores experimentados para que lo coloquen, por lo que lo acaba ejecutando personal sin experiencia, sin observar en absoluto las indicaciones del fabricante, sin tener en cuenta encuentros, juntas de dilatación, puntos singulares y otros muchos aspectos que provocan el fallo de la solución.


Al tratarse de una impermeabilización líquida se encuentra totalmente adherida al soporte, por lo que cualquier movimiento que se produzca en el mismo se traduce en la rotura de la membrana, lo que se ve agravado por la circunstancia de que normalmente se aplica directamente sobre pavimentos de baldosín cerámico, con formatos pequeños y gran cantidad de juntas que afectan directamente a la impermeabilización.
Las empresas que se dedican a la colocación de este tipo de solución pretenden convencer a los clientes de que, al colocar las mallas embebidas en la membrana, se evitan las mencionadas roturas debidas a dilataciones, ya que dichas mallas absorben las dilataciones y aportan flexibilidad, algo que quiza en algún caso podria ser verdad, si no fuera por que en el 100% de los casos que me he encontrado la malla estaba mal colocada, no cumpliendo en absoluto la función de absorber movimientos, como se puede ver en las fotos anteriores y en la siguiente.

Como se puede ver, efectivament ela malla aguanta, no así la membrana, que acaba rompiendo en todas y cada una de las juntas. En algunos casos como el de la foto incluso he llegado a encontrar trozos de escombro embebidos, pero no importa, ¡¡¡el clorocaucho lo aguanta todo!!!
Tamp0co se tienen en cuenta los puntos singulares como juntas de dilatación o encuentros con elementos verticales, por lo que son las zonas donde acaban fallando siempre estos sistemas. Esto es debido esencialmente a la falta de formación de los colocadores, ya que es tan facil de ejecutar que no es necesario atender a las indicaciones de los fabricantes.
Definitivamente no es un material adecuado para la impermeabilización de cubiertas tal como se viene utilizando, en transitables utilizadas diariamente para tender ropa en azoteas, expuesta a las radiaciones solares sin ningún tipo de protección y pretenciendo además una duración sin mantenimiento equivalente a una solución con láminas bituminosas. Vale menos, si, pero ¡¡cuesta más a largo plazo!!
La aplicaciones que me he encontrado con este material son innumerables, desde remates de faldones de cubierta contra paramentos verticales hasta impermeabilización de casetones de instalaciones. Para que ejecutar correctamente una solución tradicional, si luego lo puedo arreglar con clorocaucho, mi gran aliado (deben pensar éstos constructores).



Alguna aplicación tiene, evidentemente, pero a mi no se me ocurre más que la impermeabilización provisional de urgencia previo a la ejecución de una impermeabilización definitiva, la cual puede ser realizada por muy variados sistemas como puede ser la tradicional impermeabilización con lámina bituminosa, que tiene el inconveniente de tener que protegerla de la radiación, por lo que se inventaron hace tiempo las autoprotegidas con gránulos minerales, un sistema que funciona perfectamente y aporta una mayor durabilidad y mayor garantía, que además tiene una colocación más sufrida y acepta mejor los desmanes de algunos contratistas (aunque siempre es conveniente una correcta colocación, claro).

Existen otras muchas soluciones que aportan mayores garantías de impermeabilización y de durabilidad, con piezas especiales para resolver encuentros, o bien que pueden aportar además aislamiento térmico a la cubierta, pero evidentemente son más caros.
No quiero terminar sin hacer una petición a administradores de fincas, presidentes de comunidades de propietarios, contratistas, reformistas, albañiles y a todo aquel que tenga relación con este tipo de reparaciones… Por favor, no miren el dinero y miren la calidad y utilidad de la solución empleada. Vale la pena esperar un tiempo para conseguir un poco más de dinero que, a medio plazo seguro será amortizado y evitarán así gran cantidad de problemas.
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