Causas del desprendimiento en Palau de les Arts

Con la cámara a cuestas… desprendimientos en el Palau de les Arts de Valencia



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Actualizado el 9 de abril de 2014.  Sigue hasta el final

Hace unos pocos días saltó una noticia que muchos de los técnicos que estamos por Valencia llevábamos tiempo esperando… «Se han producido desprendimientos en el Palau de les Arts, en distintas zonas del cascarón del edificio»

No es que seamos adivinos, pero estaba cantado que aquello iba a caer a la vista de los abombamientos que se habían producido en el revestimientos.  Se notaba que estaba totalmente suelto.  Puede parecer que sea muy fácil decir esto una vez ocurrido, pero no soy el único que lo dijo.  Ya el compañero Carlos Lerma, arquitecto de Valencia, lo dijo hace un tiempo en su blog de fotos de arquitectura, ArquitecturaDC, además de muchos otros arquitectos y arquitectos técnicos que incluso habían alertado a la administración.

Pero… ¿Qué ha pasado?  Si te parece vayamos por partes.

Una vista general

En primer lugar creo que es interesante aportar algún dato sobre el edificio.  No voy a entrar en el tema presupuestario, pues como valenciano, solo de pensarlo me pongo a llorar.

Se trata de un espectacular edificio diseñado por Santiago Calatrava dentro del conjunto de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia.  Esta destinado principalmente a albergar espectáculos de ópera, danza, teatro y música.

Fue inaugurado el 8 de octubre de 2005 (hace solo 8 años).  Tiene una superficie de unos 37.000 metros cuadrados y unos 70 metros de altura.  Ejecutado con hormigón blanco, acero y revestimiento cerámico en el cascarón exteri0r (precisamente de lo que hablaremos en un momento).

Ya desde prácticamente su inauguración, el edificio ha presentado problemas, como fue que algunos de los asientos del auditorio no tenía visibilidad sobre el escenario, una plataforma escénica que se hundió o también las filtraciones (a lo bestia) que se producían en los sótanos cuando llovía.  Como veis, una joya de edificio.

Por si alguno no conoce el edificio, aquí os dejo unas fotos, aunque puedes ver muchas más en el álbum de facebook o en el vídeo de youtube (también lo encontrarás al final del post).

Lo que ha pasado ahora

Ahora que ya conocéis un poco más el edificio del que os voy a hablar, ya podemos entrar en lo que ha ocurrido estos días atrás.  Como os comentaba, la noticia ha sido que se han producido desprendimientos en el Palau de les Arts, en algunas partes del revestimiento de trencadís (mosaico cerámico con piezas de formas irregulares), lo que ha provocado que se cerrara el edificio por riesgo de sufrir más desprendimientos, cosa que como veremos no sería de extrañar a la vista del estado.

El trencadís está colocado sobre una gigantesca plancha metálica que hace de «cascarón» del edificio, sin mayor función que la de… sin mayor función :/   Os podéis imaginar que un material cerámico, «pegado» sobre un material metálico de semejantes dimensiones, ubicado en una de las zonas calurosas de la península, recibiendo calor directamente en esa gran superficie no tiene pinta a priori de que vaya a funcionar muy bien debido a los diferentes (muy diferentes) coeficientes de dilatación de ambos materiales.  Esto es algo que creo que no es necesario ser técnico para darse cuenta, pero si un «gran arquitecto» piensa que puede funcionar perfectamente ¿quien soy yo para contradecirle?

Mirad unas fotos de los desprendimientos que ha sufrido el revestimiento del edificio.

Las causas en mi opinión

Después de la cantidad de veces que he dicho en éste mismo blog que las lesiones en los edificios hay que estudiarlas, analizarlas, tomar datos y objetivizar las conclusiones, no quiero ser yo el que rompa esta regla aventurándome a dar por buenas las opiniones que voy a comentar.  No dejan de ser eso, opiniones basadas en lo que he visto y en la experiencia, pero que tendrían que ser corroboradas y completadas por datos que objetivicen la conclusión o que obtengan otras conclusiones diferentes a las que voy a comentar.

Como ya he comentado hace un momento, en principio la solución de colocar el revestimiento cerámico escogido sobre esa gran superficie de acero no me parece la mejor de las ideas, ya que ambos materiales se comportan de manera muy diferente ante los movimientos causados por los cambios de temperatura, pero sin embargo aquí se les hace trabajar juntos, unidos, teniendo que acompañar el uno los movimientos del otro… ¡¡Ni de coña!!

Podría pensarse que se ha utilizado un fantástico adhesivo supermegahipermaravilloso, con unas propiedades portentosas en cuanto a compatibilizar movimientos, hiperelástico y con un poder de adherencia que ya quisieran para sí las pegatinas de las naves de la NASA, pero aún en ese caso, sería necesario un espesor, un mínimo grosor que permitiera esa diferencia de movimiento, pero sin embargo, al observar la unión entre ambos materiales, no se aprecia más que apenas un par de milímetros (siendo muy generoso) de material de adherencia.

Desprendimiento en Palau de les Arts

No se aprecia prácticamente espesor de la capa de adhesivo

Todo el mundo que esté metido mínimamente en el mundillo de la construcción conoce la importancia de las juntas de dilatación.  Hasta en la colocación del pavimento más simple se tiene en cuenta la colocación de juntas que permitan el libre movimiento de los materiales cuando se produzcan cambios de temperatura, que les permita expandirse sin tener que hacerlo levantándose de su plano para ganar espacio, que es lo que parece que ha ocurrido aquí.

El cascarón tiene una superficie aproximada de unos 20.000 metros cuadrados, con una longitud continua (sin huecos o quiebros en la superficie que permitan moverse al material) que alcanza fácilmente los 100 metros, pero que sin embargo no presenta ni una sola junta de dilatación en toda su superficie.  Claro ¿cómo le van a poner juntas? ¡¡Con lo mal que quedan!! ¿En qué estaría yo pensando? :/

Lo que ocurre en un pavimento en el que no se han colocado las juntas necesarias es que acaban levantando las piezas, buscando el espacio que les falta en horizontal para poder dilatarse libremente.  No me puedo creer que una cosa así no se tuviera en cuenta en el diseño (lo digo en serio, estoy convencido que no puede ser), así que tengo muchísima curiosidad por saber las medidas que se tuvieron en cuenta para contrarrestar éste efecto, aunque parece evidente que no han funcionado.

Aunque el día que fui a tomar las imágenes no era el mejor día para ello (dia nublado, fotos oscuras), creo que se ven bien en las siguientes fotos los abombamientos que se aprecian en gran parte de la superficie del «cascarón» debido al efecto que he explicado.

Todos estos «abombamientos» son zonas que se encuentran despegadas del soporte, puntos débiles donde las piezas se sujetan únicamente por el roce de unas con otras y por la unión de las mallas utilizadas para la colocación del trencadís, pero que están condenados a acabar desprendiéndose tarde o temprano.  Es por ello por lo que desde el organismo que gestiona la Ciudas de las Artes y de las Ciencias de Valencia y por tanto el edificio del Palau de les Arts, ha decidido (con buen criterio en mi opinión) desmontar la totalidad del revestimiento para evitar daños futuros.  Lo que falta por conocer es lo que colocarán en su lugar, espero que no vuelvan a cometer el error de volver a colocar el mismo tipo de revestimiento.

Vídeo con más fotos

Me parecía un poco complicado explicar las causas del desprendimiento únicamente con el texto del post, así que he decidido preparar un vídeo (solo unos 4 minutos) para poder mostrar muchas más imágenes y poder explicar un poco más las causas que considero que pueden haber sido las causantes de los daños.

Además, puedes encontrar muchas más fotos en los ábumes de fotos que he creado tanto en mi página de facebook como en mi página de google+ (recién inaugurada, todavía en construcción).  Lo pongo en ambas plataformas para que escojas la que más te guste.

Aquí os dejo el vídeo que he preparado.

Espero que te haya servido la explicación y te haya gustado el post. Si es así te animo a compartirlo en tus redes sociales, quizá a tus contactos también les resulte interesante.

Actualización 9 de abril de 2014

Hasta el momento parece que todavía no se ha tomado una decisión sobre lo que se va a hacer con el revestimiento del edificio, pero lo que sí han hecho ha sido retirar todo el trencadís que había colocado, así que, como no podía ser de otra manera, me he ido hasta allí con mi cámara para poder mostrarte cómo está ahora mismo el edificio.

En las primeras imágenes he intentado captar ángulos parecidos para poder comparar zonas y ver cómo estaban antes y después de la retirada del trencadís.

El edificio está quedando así:


Enrique Alario · Arquitecto Técnico en Valencia · Arquitecto Técnico en Paterna · Máster en Tecnología de la Edificación · Perito Judicial

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43 Respuestas a Con la cámara a cuestas… desprendimientos en el Palau de les Arts de Valencia

  1. Miguel Angel 16 mayo, 2014 en 14:05 #

    Tal vez el problema es la humedad ambiente que entra por el rejuntado y daña la union adhesiva. la evolución de los adhesivos con el tiempo es uno de los problemas de la tecnologia de adhesivos. No tienen una «historia» como otras tecnologías y eso lleva a cometer errores.

  2. Anónimo 14 abril, 2014 en 18:36 #

    Hola, creo que el problema esta provocado por no tener en cuenta la base sobre la cual se coloca un elemento con muy poca absorción asi como no haber previsto unos coeficientes de dilatación dispares.
    La ejecución no se como habrá sido pero desde luego la mejor referencia que tenemos en España para alicatados en fachada es Gaudi y la otra opción seria preguntar en Portugal, que tienen una gran tradición de fachadas completas con azulejos.

    • Enrique Alario Catalá 17 abril, 2014 en 18:40 #

      Es una de las posibles causas, pero como digo en el post, seguramente habrá otros factores que se nos escapan. Espero que algún día se pueda saber la causa de mano de los que la hayan estudiado.

      Un saludo

  3. Angel 12 abril, 2014 en 19:56 #

    Buen artículo Enrique, pero que fácil es hablar a toro pasado.

    Lo que mas me sorprende es que nadie nombra en este blog a la Dirección de Ejecución, será que no tenía, o no tenía responsabilidad alguna en estas decisiones???

    • Enrique Alario Catalá 13 abril, 2014 en 9:41 #

      Tienes razón Ángel, quizá habría que nombrar también a la Dirección de Ejecución, como seguramente a otros agentes, pero en este caso lo malo es que disponemos de muy poca infromación para opinar sobre quién ha intervenido en qué, o quién ha tmado determinadas decisiones. Sin embargo, lo que sí que parece claro es de dónde ha salido la solución constructiva que se ha aplicado, faltaría saber si la causa ha sido la propia solución constructiva o la aplicación de ésta, aunque me temo que no vamos a tener datos suficientes para poder opinar con objetividad.

      Gracias por aportar tu opinión

  4. Miguel Lorenzo Riesco 12 abril, 2014 en 13:55 #

    Hola todos por vuestras interesantes aportaciones.
    Lo sucedido aquí me recuerda a otros desastres técnicos en la carrera espacial con la fatiga térmica y corrosión, como recordaréis hace 10años se produjo el promer accidente de los transbordadores de la NASA, se estudio la causa pero se siguió adelante con el programa….tubo que venir un segundo accidente para que se descartara seguir con el programa de los transbordadores.
    Y justo en ese momento es cuando los Japoneses presentan la cerámica líquida NanoEstructurada que ya empezaron a ensayar en el Año 2005 y que todavía siguen ensayando y optimizando.
    Al aplicar este material(Gaina) a sustratos metálicos estamos aprendiendo mucho continuamente:
    Los ciclos térmicos suelen ser la causa más habitual de la fatiga acumulada de los materiales de construcción, sobretodo cuando se juntas materiales de diverso coeficiente de dilatación y acumulación termica (sobre todo en materiales de muy dirente densidad).
    En caso de mucha diferencia entre sus histeresis térmica es necesario dimensional las juntas de dilatación o compensación tanto en su ancho como en su replicacion tanto superficialmente, como transversalmente para garantizar minimizar las tensiones entre capas contiguas de diversos materiales.
    Siempre valorar los efectos de corrosión inherentes a las superficies metálicas, garantizando un total pasivado superficial (incluidos zonas soldadas) así como tener un generoso recubrimiento rico en zinc que actúa a largo plazo como ánodo de sacrificio.
    Saludos Miguel Lorenzo Riesco 
    Director Comercial. 607 26 50 19 mlorenzo@fluidmecanicasur.es

  5. Pablo Echávarri 11 abril, 2014 en 17:49 #

    La mejor solución? Cualquier sistema tradicional, o con DIT, que no sea susceptible de reserva técnica. Todo pasa por no volver a contratar a Calatrava, solo así se recupera cualquier inversión o desastre como el del caso.

  6. Victor 16 febrero, 2014 en 7:20 #

    Hola Enrique. Entre tu post y las respuestas de los demás no creo que quede ninguna duda técnica sobre por que suceden estas cosas. El daño ya está hecho. Pensáis que cualquier civilización antigua habría hecho lo mismo, por ejemplo los romanos ? Este es un edificio mas que requiere un exceso de mantenimiento, como otros muchos edificios modernos absurdos que se han construido en el resto de España. Saludos.

  7. alfonsoquintas 21 enero, 2014 en 18:55 #

    Por fin he encontrado un rato para leer detenidamente el artículo 🙂

    Estoy contigo en que parece casi imposible que en todo el proceso constructivo (de proyecto y de ejecución) nadie haya pensado en que esto podía llegar a pasar. ¡Con las cantidad de técnicos que habrán trabajado/colaborado en ese mastodonte! No hay que ser ningún lumbreras para preverlo.

    Me encantaría saber algún día cual era la solución mágica a la que se encomendaron. ¿¿El adhesivo?? Lo veo improvable. La única manera viable, creo, podría ser que las piezas fueran de tamaño pequeño y que tuvieran una junta entre ellas considerable. Pero aún así….

    Enhorabuena una vez más compañero!

  8. Jorge Catalán Vázquez 20 enero, 2014 en 9:11 #

    Creo que el problema no es de adherencia, sino más bien, que el material soporta bien la dilatación de la gran bóveda de acero, pero no puede contraerse recuperando toda la elongación sufrida en la dilatación, cuando la chapa de acero se contrae al
    enfriarse. Esta incompatibilidad de deformaciones es la que ha producido el
    desprendimiento, por muy bueno y bien colocado que haya estado el adhesivo.
    Puede haberse pensado que el trencadis al tener múltiples juntas podría absorber en ellas las dilataciones y contracciones. La realidad es que este material viene preparado en unas «losetas» de malla sobre las que están adheridos los fragmentos cerámicos, ignoro si la malla sobresale por los bordes, en cuyo caso se solaparía con la de la placa colindante, formando un revestimiento continuo. La superficie continua de acero revestida es inmensa y en forma de bóveda, por lo que en primavera – verano – otoño, con las altas temperaturas que puede alcanzar esa fachada, la dilatación será de varios centímetros. Estas dilataciones las ha soportado el material sin problemas, pero necesariamente, gracias a una elongación de la malla, flexibilidad del mortero de agarre y rejuntado y múltiples microfisuras en el rejuntado. Al enfriarse y contraer el acero, el conjunto malla-mortero, no ha sido capaz de acompañarle con la misma reducción dimensional, por lo que se ha visto obligado a despegarse del soporte y formar bolsas (las «arrugas» visibles en la superficie). Cada vez que se repite el proceso se multiplican las zonas despegadas.
    El agua de lluvia que pueda penetrar por las fisuras del rejuntado y las condensaciones (el clima de Valencia es muy húmedo), pueden crear pequeños depósitos de agua, que empiezan a oxidar la chapa (manchas de óxido también visibles en el exterior). Pienso que es a partir de aquí y no antes, cuando comienza el proceso de corrosión de la chapa que menciona Gabriel Ibor, con el efecto añadido de empuje del revestimiento por mayor volumen del óxido respecto al acero original.
    Todo culmina en el inevitable desprendimiento del revestimiento.
    Jorge Catalán

  9. Mar 18 enero, 2014 en 20:32 #

    Hola Enrique
    Como técnico de una empresa de cerámica y comercial durante los últimos 12 años, me gustaría señalar varias cosas que creo son importantes y que han sido la tónica en estos últimos 20 años en la construcción en nuestro país.

    -No creo que no se estudiasen en su momento los materiales adecuados, simplemente se pusieron los más baratos fuesen los adecuados o no, si se caía pues no pasa nada, reparamos y cobramos otra vez, pero llegó la crisis, y las cosas cambiaron, ahora los errores los paga el que los comete(en teoría).

    -No creo tampoco que Calatrava y su equipo ( del que NO soy devota) hayan diseñado una solución sin unas garantías y teniendo en cuenta todos los factores que afectan al resultado final del diseño, otra cosa es que luego la constructora presentase alternativas muchísimo más baratas y sin garantías y ellos pasasen por el aro. En cuanto a diseño de soluciones, te puedo decir que en lo que a cerámica se refiere, cuando hay un diseño arriesgado las empresas de cerámica serias, estudian de forma bastante concienzuda la solución de pegado más adecuada y generalmente, se propone incluso una solución final de acabado contando con las empresas de morteros y adhesivos, en este caso no se quien será el proveedor de cerámica pero junto al resto de implicados ha demostrado muy poca profesionalidad.

    Por último me gustaría comentar que como ya se ha dicho en algún comentario, este Mega arquitecto ( bastante soberbio por cierto) siempre tiene problemas con las aplicaciones de los materiales no se si porque no se deja asesorar o porque no vigila el trabajo de las constructoras con las que trabaja en los proyectos pero lo que transmite es que de diseño sabrá un momento pero sobre materiales no tiene ni idea.

  10. Gabriel Ibor 17 enero, 2014 en 8:56 #

    Enrique: Excelente trabajo, muy bien documentado. Se ha dicho mucho sobre la incompatibilidad del «trencadisc», es decir de la cerámica y el acero y dicha incompatibilidad es objetivamente correcta, indiscutible.
    Sin embargo y en mi opinión no se ha incidido en un aspecto que creo es la causa principal, que paso a exponer: Todo el soporte es metálico, es de chapas de acero que conforman la superficie curva. Estas chapas de acero se encuentran en un edificio que está en ambiente marino -el mar está escasamente a 1 km. en linea recta- y no han sido tratadas convenientemente contra la corrosión. Si se observa las fotografías de las zonas en las que ya se ha levantado el revestimiento cerámico se puede ver que hay nódulos o zonas que presentan corrosión, es decir, la oxidación superficial ha sido superada y se está produciendo un proceso de corrosión en el interior del espesor de las chapas de acero; la corrosión -como todos sabemos- implica un aumento del volumen de la chapa y «empuja» el trencadisc, quebrando primero y rompiendo después las piezas adheridas.
    El hecho de que el trencadisc se colocase sobre una malla -capaz de disipar y permitir la no concentración de tensiones – y que las pequeñas piezas que lo componen se hayan colocado con junta entre sí -junta «vista»- me corrobora que al menos sí que pensaron -Calatrava o, mejor dicho, sus técnicos- en las distintas contracciones y dilataciones de ambos materiales -cerámica y acero- pero que SE OLVIDARON DE LA CORROSIÓN DEL ACERO EN AMBIENTE MARINO y su comportamiento a corto y medio plazo.
    Posiblemente en el trasdós del elemento, el acero esté en algunos puntos a la vista, unicamente pintado de blanco. A su vez en los puntos de la superficie curva donde la escorrentía de agua -que por ellos resbala cuando llueve- está más concentrada puede haber ido «lavando» la junta entre las piezas y permitiendo que se produzcan puntos débiles -sin mortero de junta- donde la corrosión tiene una entrada directa.

    Por lo tanto, en mi opinión, modo de proceder -básicamente- en la reparación:
    1.- Medidas de seguridad y retirada de todo el revestimiento de trencadisc en la zona afectada y en otras zonas cuya base sea también de planchas acero, que tienen un proceso de corrosión, casi seguro.
    2.- Saneado del acero, con reposición incluso de las planchas que presentan corrosión. Propongo efectuar ensayos con sistemas de alta sensiblidad que permitan «radiografiar» las zonas más corroídas y actuar con la intensidad que se requiera tras el resultado.
    3.- Tratamiento integral del acero, con capas de imprimación adecuadas, similar a las de los barcos de gran cabotaje.
    4.- Acabado final, el que decida el Arquitecto Proyectista, ahora ya con un conocimiento de causa de cuál es el problema y cuales son sus efectos.
    Esta es mi opinión que someto con gusto a otra mejor fundada o complementaria. Saludos a todos. Gabriel Ibor

    • José Ignacio 18 enero, 2014 en 23:01 #

      Hola a todos.
      En este tipo de obras tan complejas por la singularidad de las soluciones tanto en diseño como en los materiales utilizados para su construcción. Existe un factor que condiciona de una manera determinante, el plazo de terminación de las obras.
      En esta obra en concreto es de sobra conocido en el sector que aún siendo la solución técnicamente correcta (las dilataciones las absorbe perfectamente un material elástico en el rejuntado del trencadís), no se ejecutó de la mejor manera la limpieza y protección del «caparazón» metálico a la oxidación. Siendo una ejecución defectuosa condicionada por las presiones en la terminación la principal causa del desastre constructivo que estamos viviendo en Valencia, pues la capa de oxidación no ha permitido una buena adherencia del material aplicado para unir elemento estructural con elemento cerámico.
      Saludos desde http://www.nachestudio.com

  11. Marcos Rosado Iglesias 16 enero, 2014 en 17:17 #

    Hola Enrique. Estaba divagando por Facebook y me he topado con este artículo, me ha gustado mucho! Creo que estás totalmente en lo cierto diciendo que el problema viene de la diferencia en los coeficientes de dilatación de ambas capas y de el hecho de que no hayan puesto una capa intermedia que evitara dicho problema (algo que sería mejor dejarlo para los cuentos y las películas). Cual podría ser una posible solución para substituir el actual pésimo revestimiento? Estaba pensando en que eliminen todo el revestimiento exterior (como veo que van a hacer, empezamos bien al menos…), y limpien el óxido de la capa inferior para después aplicar algún tipo de pintura plástica flexible que se adhiera bien al metal, anticorrosiva, antibacteriana/antifúngica y con resistencia al envejecimiento solar (podríamos pensar en alguna pintura de nueva generación, por ejemplo donde trabajo (www.icn.cat) se está investigando en aplicaciones basadas en nanotecnologia para este tipo de soluciones). Podría ser una solución? Sólo por curiosidad.

    Un saludo y gracias por el interesante artículo.

  12. Tomas 16 enero, 2014 en 10:23 #

    Excelente,solo una pregunta:dices que el soporte del revestimiento cerámico es chapa de metal -¿como esta colocada?¿no veo en las fotos la chapa?¿esta solidaria con el soporte?¿el soporte de esta chapa es hormigón armado? .Saludos

    • Enrique Alario Catalá 16 enero, 2014 en 10:25 #

      Gracias Tomás. Todo el soportees una inmensa chapa metálica, no está sobre hormigón ni nada, sino que el cascarón en sí mismo es metálico. Fíjate en las «costillas» de rigidización que se aprecian en una de las fotos (la de la escalera)

      Un saludo

  13. perlyblog. Fernando Pulin 15 enero, 2014 en 12:54 #

    Resulta tan absurdo pensar en que a nadie se le haya ocurrido la necesidad de juntas, que no puedo admitirlo. Seguramente hay un error de otro tipo. Como la dilatación de la superficie metálica es también algo que a nadie se le puede pasar, pienso que las previsiones eran que el aumento de volumen, con las correspondientes dilataciones, sería absorbido por el pegamento y la malla de base y, en un poco razonable optimismo, pagado por las múltiples juntas del trencadís. Y si la malla hubiera sido lo suficientemente elástica, es posible que así hubiera sucedido, pero ello supondría un tipo de material o de producto que me temo no existe en estos momentos.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:28 #

      Yo también soy escéptico en cuanto a que no se tuviera en cuenta, sencillamente no se acertó en las medidas a tomar para contrarrestar los efectos de esas dilataciones.

      Gracias por participar y un abrazo

  14. Anónimo 14 enero, 2014 en 20:08 #

    Las dilataciones o las juntas o las incompatibilidades de materiales no son el problema, el problema es la putrefacción de los políticos españoles que contratan a arquitectos estrella para sacar tajada.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:25 #

      Todo cuenta, pero en este blog técnico, lo que nos interesa es la técnica, lo de los políticos lo dejaremos para otros espacios.

      Un saludo

  15. Patricia Rodríguez 14 enero, 2014 en 14:54 #

    Muy buen artículo! Lo comparto! 😀

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:24 #

      Muchas gracias Patricia, me alegro que te haya gustado, espero que también le guste a tus contactos.

      Un abrazo

  16. Pedro Golvano. 14 enero, 2014 en 13:30 #

    Hola Enrique! Ya te felicité vía Twitter, y lo hago ahora de nuevo. Gran post y un impecable análisis de la patología.

    Como soluciones al problema existen muchas, todo depende del dinero de que se disponga. A la vista de lo expuesto y para empezar yo eliminaría el actual revestimiento, que eso ya no lo recupera ni JC. Luego, así a bote pronto, se me ocurre desde lo más económico que sería preparar la superficie metálica para aplicarle una buena pintura para exteriores, a lo más caro con algún revestimiento discontinuo no adherido, tipo Alucobod o similar. También podría funcionar bien algún material como el Corian, HI-MACS o Krion… pero los precios en este tipo de solución serían desorbitados.
    En caso de querer aplicar el mismo tipo de material en el acabado (trencadís) sería conveniente dotar a la base metálica de un recrecido de mortero, previa soldadura de mallazo electrosoldado para una posterior proyección de algún mortero u hormigón que conforme dicha capa, para finalmente colocar las diminutas piezas cerámicas con un supermegahipermaravilloso adhesivo. Ambas (capa de compresión y revestimiento) con sus ineludibles y necesarias juntas de dilatación.

    Pero al final será el amigo Calatrava el que le dé el visto bueno al acabado final. No nos vaya a denunciar por alterar las características de una de sus creaciones. 😀

    Un saludo.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:22 #

      Gracias de nuevo Pedro y gracias también por mojarte con tu propuesta de soluciones, de momento eres el único que se anima con las propuestas salvo la propuesta de pintar, que parece que es la mas votada, aunque en mi opinión obligaría a costosos mantenimientos periódicos que quizá llegaran a compensar la adopción de soluciones más caras de ejecución pero mas económicas de mantenimiento.

      Gracias y un abrazo

      • Carliños 12 abril, 2014 en 10:42 #

        Es que lo más lógico es pintar. Cuando vi el primer boceto pensé que iba pintado. Lo de poner un revestimiento cerámico sobre acero sin una sola junta es una locura tan obvia que también me cuesta creer que no se tuviera en cuenta, pero no alcanzo a imaginar por qué se dejó así. Suponiendo que exista una malla, la malla debería estar sujeta al soporte tambien, puesto que si sólo se sujeta con el material de agarre no sirve de nada. Hay miles de acabados de pintura que no tienen por qué desmerecer en una obra como esta. Las otras propuestas me parecen técnicamente buenas pero carísimas.
        Por otra parte, también parece que el acero no está tratado convenientemente aunque también me cuesta creer que no se haya tenido en consideración, pero es que en las fotos, en los puntos donde puede acumular agua o hacer de goterón ¡¡se ve el acero muy afectado!! Imagino que solo es un efecto óptico porque es algo tan básico que me resulta increíble que NADIE haya reparado en eso.

        Felicidades por el artículo. Muy bueno.

        Un saludo

        • Enrique Alario Catalá 13 abril, 2014 en 9:32 #

          Es posible que lo más lógico sea pintar Carliños pero ¿qué ocurrirá con esa pintura si no se realiza un mantenimiento adecuado?

          Gracias por aportar tu opinión

  17. alejandro m alzamora 14 enero, 2014 en 12:45 #

    Enrique, muy interesante tu articulo. En el año 2005 hice una visita a las obras y te adjunto vía mail unas fotografías que pueden darnos mas información, donde se aprecia que primero se aplica un revestimiento que apunta a un puente de adherencia que se aplica a toda la superficie y sobre la que mas adelante se realiza el revestimiento de teselas cerámicas.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:14 #

      Gracias Alejandro, tanto por la felicitación cómo por las imágenes que me has mandado, queda claro que se aplicó una imprimación que muy probablemente fuera un puente de unión, aunque evidentemente no parece haber funcionado del todo bien ;p

      Espero que volvamos a vernos pronto, un abrazo

  18. Miquel Angel Delgado Abad 14 enero, 2014 en 9:36 #

    Buen post y buenos comentarios, Enrique. Coincido con Carlos Zarate en las manchas de oxido de la parte metalica de la cubierta, que no deben estar ayudando a mantener la adherencia con la ceramica. En resumen, tanto de este edificio como tantos otros que se ejecutaron en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, y por toda la geografia española de los años «locos», arquitectura efimera: construcciones en las que no se tuvo en cuenta ni los costes de ejecucion ni los de un mantenimiento que ahora no se puede hacer, arquitectura-decorado que antepone el diseño y la espectacularidad a la funcionalidad, edificios desproporcionados para el uso, sin justificacion practica de ningun tipo. Por no hablar de aeropuertos, magnoedificios vacios o sin acabar…Una lastima, un despilfarro que pagaremos todos durante mucho tiempo.
    Tuve la suerte de visitar la Ciudad los primeros y unicos años de la F1 en Valencia. Habeis visto como esta el ya antiguo circuito y su entorno? Pues eso…
    Un saludo!

  19. Alberto García Gomis 14 enero, 2014 en 9:30 #

    Espectacular post Quique. Te superas.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:12 #

      Gracias crack, nos vemos pronto

  20. Rubén Hernanz Díaz del Campo 13 enero, 2014 en 19:14 #

    Buen artículo.
    Parece que al final quedará sin trencadís toda la cubierta y el acero quedará expuesto al aire. Una exposición que habrá que tratar. ¿Se pintará también esta zona? ya se aprecia la pintura levantada en otras zonas.
    Por cierto, ojo al Ágora que también esta recubierto en menor medida.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:11 #

      Gracias Rubén. Por lo que se va oyendo por aquí parece ser que la decisión va a ser pintar, aunque eso obligaría a un costosísimo mantenimiento periódico que ya sabemos quien lo pagará :/

      Lo del ágora es otro caso parecido, espero que estén más atentos y detecten problemas antes de que se produzcan.

      Un saludo Rubén

  21. Anónimo 13 enero, 2014 en 14:17 #

    Excelente articulo como de costumbre. Opino lo mismo que tu, solo añadir que si que me creo que no se haya tenido en cuenta lo de las diferencias dde dilatacion entre soporte y revestimiento. Digo esto por que hace unos años pase por Bilbao donde Calatraba tiene un fantastico puente que cruza la ria. Alli la primera polemica surguio por que dicho puente al tener el suelo de vidrio los dias de lluvia era como una pista de patinaje. Lo solucionaron aplicando una resina sintetica trasparente y un arido muy fino para aumentar hacer el vidrio antideslizante. Por eso si que me creo que lo que ha originado los desprendimientos en el magnifico edificio objeto de tu articulo , haya sido error de proyecto. Alguna veces si criticas un proyecto como este te toman por tonto por lo menos pero esta visto que a veces vale la pena que te tomen por tonto y evitar costosisimas intervenciones posteriores.
    La critica ha de ser constructiva de estos y otros errores ajenos y propios aprendemos todos.

    Pido disculpas por no poner ni un solo acento, tengo teclado nuevo y no lo tengo bien configurado.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:07 #

      Gracias por el piropo Jose Manuel. Yo la verdad es que no me lo puedo creer. Es tan gorda la omisión que estoy convencido que sí que se tuvo en cuenta, pero se pretendió resolver de una manera no tradicional.

      Lo del puente de Bilbao es una más de éste caballero, al igual que lo de Venecia o tantas otras… Veremos cómo acaba en Nueva York.

      Un abrazo compañero.

  22. Carlos Zárate Zabala 13 enero, 2014 en 13:06 #

    Hola Enrique:
    He leído con mucha atención tus comentarios y estoy de acuerdo contigo en todo.
    Aunque no resido en Valencia voy allí con cierta frecuencia, y como por deformación profesional no hago mas que ver patologías en los edificios, las de este edificio las tengo en la retina.
    Hace años que he seguido la evolución del edificio y lo que ha sucedido ahora era algo cantado.
    Tus razonamientos técnicos sobre la incompatibilidad entre materiales por cuestiones de dilataciones es correcta y también el escepticismo sobre la fiabilidad del adhesivo.
    Al ver tus fotografías, he podido observar la aparición de manchas de óxido en las partes metálicas que sirven de base para el revestimiento cerámico. Estas oxidaciones, probablemente producidas por la entrada de agua a través del adhesivo, ha generado un aumento de volumen que el revestimiento cerámico no ha podido absorber.
    Es un cúmulo de despropósitos, a priori en el diseño, que nadie ha sabido prever o no se han atrevido a plantear, por ser quien era en autor del proyecto.
    Por otra parte, independientemente del diseño, que no lo cuestiono en absoluto, hay que pensar que los edificios hay que mantenerlos, y lo de este edificio o el edificio Agora, etc, tienen un mantenimiento más que difícil, cuestión que debería haber sido previstas.
    Seguiré atento a los comentarios tuyos y de otros compañeros porque siempre se aprende algo nuevo e interesante.
    Un saludo

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 23:00 #

      Gracias Carlos, como dices hace tiempo que los técnicos de por aquí lo vamos viendo, era cuestión de tiempo.

      Lo de las manchas de óxido yo creo que se han producido en las zonas en que se ha despegado el revestimiento, pero no causando el despegue, sino más bien a consecuencia del abombamiento, ya que el espacio entre el metal y el intradós del revestimiento es ocupado por aire con el lógico contenido de humedad que puede llegar a causar oxidación puntual. Como digo en el post, son todo conjeturas, pues siempre es conveniente poder obtener conclusiones con datos, pero ya que estamos jugando a averiguar que ha pasado, esta es mi teoría.

      En cuanto al diseño tampoco voy a ser yo el que lo cuestione, es cosa de gustos, pero es bien cierto que este diseño impone unos condicionantes difíciles de resolver. Como bien dices, los edificios hay que mantenerlos y este no lo pone nada fácil para hacerlo.

      Muchas gracias por compartir tu comentario, un abrazo

  23. José Antonio Rodríguez 13 enero, 2014 en 11:19 #

    Gran artículo Enrique, como siempre.
    Creo que es evidente que no se han olvidado de la junta de dilatación. Dudo que a ninguno de los técnicos intervinientes se «les pasara» ese tema, incluido al colocador. Lo que me imagino es que pensarían en una solución mediante algún fantástico material megaelástico de última generación que en laboratorio daría unos resultados fabulosos. Como pasa con tantos productos químicos que nos bombardean diariamente, no suele haber experiencia «real» porque casi siempre son «nuevos inventos». Está claro que la lógica dice que es totalmente incompatible lo que vemos a la vista a lo que habitualmente hacemos, pero particularmente me he llevado muchas agradables sorpresas con respuestas de materiales que, a priori, no daba un duro por ellos.

    Probablemente, y repito, probablemente, se haya pensado en un material megaelástico capaz de absorber las diferencias de movimientos de ambos materiales y que las millones de juntas entre las piezas cerámicas sirvan de pequeñas juntas de dilatación si están realizadas con el material adecuado. Pero una cosa es pensarlo y otra ejecutarlo, y parece que, en caso de estar bien pensado no se ha ejecutado correctamente.

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 19:56 #

      Estoy de acuerdo contigo, han confiado en las propiedades del material, pero no ha dado el resultado esperado.

      Un saludo

  24. Antonio Leyva 13 enero, 2014 en 9:25 #

    Muy buenas.
    Muy interesante y bien elaborado el artículo. Enhorabuena y gracias.
    Sin querer ser abogado del diablo, me cuesta creer que un arquitecto tan brillante caiga en esos errores como los de obviar las juntas de dilatación. Me cuesta, aunque no es el primer caso que conozco en el que la estética está por encima de la lógica de funcionamiento de los elementos constructivos, y al final pasan estas cosas.
    Sin embargo, todos los que hemos pateado obras hemos tenido la ocasión de ver cómo desgraciadamente a menudo se producen errores ya no en el diseño (que también) sino en la propia ejecución de algunos trabajos.
    Los motivos o factores más habituales son la falta de experiencia, de profesionalidad, de leer las especificaciones de los productos, a veces dejadez, a veces prisas, a veces sustitución de unos materiales por otros «similares», etc. Todo ello sumado entra en contradicción con las «normas de la buena construcción» (como se decía antiguamente), y que en el peor de los casos hacen que las miradas vayan dirigidas a (nosotros) los técnicos en general, y en este caso al arquitecto en particular.
    Yo apelaría a la prudencia y a la rapidez a la hora de investigar de dónde parte esa patología en tan majestuoso edificio, y que en última instancia se descubra quién o qué ha fallado y se repare, pero no con el fin de un linchamiento público, en absoluto, sino con la mirada puesta en solucionarlo rápido, aprender de los errores y evitar que cosas como estas vuelvan a suceder por el bien de todo el gremio.
    Saludos

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 19:12 #

      Estoy de acuerdo contigo Antonio, no creo que no se tuvieran en cuenta las dilataciones, pero se optó por solucionarlas sin juntas de dilatación, utilizando materiales que en teoría podrían dar respuesta a esas solicitaciones, aunque ha quedado demostrado que no eran tan válidos como pudiera parecer en un principio.

      Me parece genial tu punto de vista. No linchamiento, pero si aprender la lección.

      Gracias por tu aportación. Un saludo

  25. Miguel Angel Carrera 13 enero, 2014 en 8:41 #

    Hola Enrique. Como bien dices, sigue siendo difícil de creer que en su día no hubiesen tenido en cuenta algo tan fundamental como las dilataciones en un área tan extensa. Como complemento me gustaría mostraros la termografia de mi avatar ( pic.twitter.com/AzBB9XKIVi ) que corresponde al mismo edificio, tomada en el invierno de 2009, en el que ya se apreciaban las primeras delaminaciones, Saludos

    • Enrique Alario Catalá 15 enero, 2014 en 19:08 #

      Hola Miguel Angel, estoy seguro que sí lo tuvieron en cuenta, pero la solución «no tradicional» que adoptaron parece que no fue del todo adecuada.

      La verdad es que la herramienta de la termografía es genial para detectar éste tipo de cosas, aunque en este caso se llegaban a apreciar a simple vista, pero es más objetiva la imagen termográfica.

      Un abrazo y no dejes de compartir estas impresionantes imágenes.

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