[Post patrocinado y redactado por Pinturas Blatem]
El movimiento continuo del tráfico de entrada y de salida en un aparcamiento, así como las maniobras que se realizan dentro de él, hacen que sea necesario prestar una atención especial a su pavimento. Obviamente, su recubrimiento ha de ser especialmente resistente al rozamiento de los neumáticos y a la acción de productos químicos como el aceite o el combustible. Se necesita, por tanto, que presente una elevada dureza y, al mismo tiempo, un acabado decorativo de fácil limpieza y mantenimiento. Igualmente, su adherencia sobre el soporte ha de ser óptima, lo cual depende de factores como la humedad o los requerimientos de uso. Asimismo, a la hora de aplicar un sistema de pintado u otro en el suelo de un garaje, hay que valorar las situaciones que se pueden encontrar en él, es decir, desde los pavimentos nuevos de hormigón que necesitan controlar su curado o porosidad hasta los antiguos a rehabilitar, pasando por aquellos que nunca han sido tratados. Además, se deben tener en cuenta posibles patologías, como el desgaste en las zonas de mayor tránsito o las fisuras de la solera.
Con todo, los principales aspectos a considerar cuando de encontrar solución para el pintado de los pavimentos de hormigón en los garajes son:
- Las inspecciones preliminares del suelo
En general, para asegurar un buen resultado, el área a pintar debe estar limpia, seca y a una temperatura mayor o igual a 12ºC. Si no se tiene la certeza de que ningún agente de curado u otro tipo de pintura están presentes en el suelo, debe llevarse a cabo un sencillo test para confirmarlo. Este consistiría en depositar unas gotas de agua en tres o cuatro zonas del suelo. Si fuese absorbida, probablemente no haya ningún producto previo. Sin embargo, que el agua formase gotas como en una superficie encerada podría ser indicativo de la presencia de un agente de curado o pintura, lo cual condiciona el proceso de preparación del soporte y su posterior pintado.
- La comprobación de la humedad del suelo
El hormigón no es la masa dura, densa e impermeable que comúnmente se cree, sino que se trata de un material con sales minerales lleno de pequeñas cavidades y canales que sirven para la migración de fluidos y vapores a través de él. Así, si se interpusiese una membrana – que en este caso sería un recubrimiento de pintura –, se podrían alcanzar presiones imposibles de resistir sin desprendimientos o ampollas con motivo de la salida al exterior de la humedad.
Por tanto, los suelos de hormigón han de examinarse sí o sí para determinar la presencia de agua en el ambiente. Para ello, se puede utilizar el sencillo método de la hoja de polietileno, el cual consiste en extenderla sobre la superficie y sellarla mediante cinta adhesiva, dejándola así entre 16 y 24 horas. Tras este periodo de tiempo, solo hay que retirar la cinta adhesiva para comprobar si hay humedad entre la lámina de plástico y el suelo. Antes de realizar esta prueba es importante asegurarse de que el suelo no está pintado ni tiene un endurecedor mineral que impida la salida natural de la humedad, pues el ejercicio perdería su utilidad. De hecho, en ese caso habría que recurrir al ensayo de las gotas de agua descrito anteriormente.
- La naturaleza y las características del soporte
Este parámetro, junto con el tipo de pavimento o impermeabilización a instalar sobre el mismo y los requerimientos de uso, es especialmente importante para conseguir que no se produzcan fallos de adherencia en la interfase base de aplicación o recubrimiento.
En términos generales, un suelo debe ofrecer unas características de resistencia mecánica superficial superiores a 1.5 N/mm2 antes de ser recubierto, como también estar limpio y exento de cualquier agente contaminante o restos de líquido desencofrante o de curado. Por otra parte, su textura superficial ha de ser de poro abierto y las condiciones de humedad y de temperatura, tanto ambiental como del soporte, regirse en función de los requisitos específicos del recubrimiento a aplicar. En definitiva, se trata de considerar dichos factores en su totalidad para determinar el tipo de tratamiento más adecuado en cada caso. Entre los más comunes se encuentran:
- Granallado: elimina de forma uniforme lechadas superficiales y material deleznable
- Fresado: muy recomendable para soporte de hormigón resistentes, contaminados o irregulares, así como cuando se requiere eliminar recubrimientos antiguos o mal adheridos para trabajos de reparación o reposición
- Desbastado: enfocado principalmente a la preparación de soportes que posteriormente van a ir recubrimientos de poco espesor
En los suelos pintados previamente siempre se deberá comprobar si se pueden tratar de nuevo. Para ello, se deben mojar con un disolvente epoxi y esperar a ver si el producto aplicado se reblandece o se desintegra y, después de evaporarse el disolvente, vuelven a su estado original. Si esto ocurriese, se podría pintar sin problema. Pero, si por el contrario, la pintura se desintegrase o saltase parcial o totalmente, no se podría proceder. Una vez confirmado esto, se seguirían los pasos habituales, es decir, remover la contaminación con los detergentes apropiados, lijar la superficie hasta dejarla completamente mate retirando el polvo acumulado y, por último, limpiar con agua. El pintado solo se puede realizar cuando el agua se ha secado completamente.
De la teoría a la práctica
Una de las soluciones para los pavimentos de hormigón de garajes consiste en recubrimientos entre 0,2 a 1 mm de espesor, que no modifican la textura del soporte sobre el que se aplican sustancialmente, mejorando la resistencia al tráfico, apariencia y facilidad de limpieza. Todos estos sistemas de pinturas se aplican con rodillo de pelo corto o pistola aerográfica, airmix o airless. Entre ellos, se puede escoger entre:
Epoxi con disolvente: sistema de protección superficial a base de una resina epoxi de dos componentes de baja viscosidad, con buena adherencia sobre hormigón y morteros y resistencia a la abrasión y a los productos químicos. Este sistema, apto para sólo para uso en interior, está compuesto por:
Poliuretano con disolvente: sistema de protección superficial a base de una resina de poliuretano alifático de dos componentes de baja viscosidad, con buena adherencia sobre hormigón y morteros, resistencia a la abrasión y a los productos químicos, no amarilleante e inhibidor del crecimiento de bacterias. Este sistema, apto para uso en interior y en exterior, está compuesto por:
Epoxi sin disolvente: sistema de protección superficial a base de resinas epoxi/amina de dos componentes de baja viscosidad, con buena adherencia sobre hormigón y morteros y resistencia a la abrasión y a los productos químicos. Este sistema, apto para sólo para uso en interior, está compuesto por:
Epoxi en base acuosa: sistema de protección superficial a base de una resina epoxi en base acuosa de dos componentes de baja viscosidad, con buena adherencia sobre hormigón y morteros y resistencia a la abrasión y a los productos químicos. Este sistema, apto para sólo para uso en interior, está compuesto por:
La empresa Pinturas Blatem ha desarrollado un sistema de aislamiento térmico exterior propio llamado SATEFFIC, el cual cuenta con las certificaciones emitidas por organismos acreditados por la European Organization for Technical Approvals (EOTA). Con vistas a su correcta aplicación, el departamento técnico ha editado una guía sobre todas las fases expuestas de forma ordenada y apoyadas en imágenes de obras reales ejecutadas con SATEFFIC. Asimismo, Pinturas Blatem ofrece un seguimiento profesional desde el inicio del tratamiento para garantizar su éxito.
SUELO PARA GARAJE
Lo malo es que los garajes son espacios en los que se desgasta por el uso rapidamente. No se puede andar retocando cada día ni limpiando de forma exhaustiva. Gracias por los consejos.